GÉNEROS LITERARIOS EN LA BIBLIA


GÉNEROS LITERARIOS EN LA BIBLIA

Tomado del libro: Yo soy el camino, de Antonio González Fraile, Madrid, Ed. Paulinas, 1982 .

GÉNEROS LITERARIOS 
El autor que quiere comunicarnos un mensaje puede recurrir a géneros literarios muy diferentes: novela, fábula, carta, cuento, parábola, discurso. La idea es una cosa, y la manera de decirla es otra. El pensamiento que se intenta transmitir puede ir envuelto en formas literarias muy diversas. La Biblia, escrita por hombres y para hombres, emplea géneros literarios que estaban vigentes en el ambiente religioso y cultural del Oriente antiguo. El conocimiento de estos géneros literarios es imprescindible para entender lo que Dios ha querido decirnos en cada libro. He aquí una información breve de los principales géneros literarios que encontramos en la Sagrada Escritura. 

LA HISTORIA 
Una parte notable de la literatura bíblica hay que incluirla dentro del género histórico. Todos los pueblos han escrito su historia, aunque hay muchas maneras de hacerlo. No es igual la historia que se puede apoyar en fuentes y documentos, que resisten cualquier análisis crítico, que la basada en tradiciones orales. Hay mucha diferencia entre hacer la crónica de los hechos que el historiador ha vivido de los hechos que el historiador ha vivido de cerca, porque ha sido contemporáneo de sus protagonistas, y ponerse a escribir de acontecimientos perdidos en la noche de los tiempos. Hoy sabemos que Israel aventajó a otras naciones orientales en el arte de escribir la historia. Pero esto no quiere decir que su manera de relatar los sucesos coincida con los modelos de la historia crítica moderna, ni que sean idénticos todos los libros de la Biblia, que agrupamos bajo la denominación de históricos. >He aquí algunas diferencias entre historia antigua e historia moderna. El historiador israelita no critica con rigor los materiales, sino que mezcla fuentes y yuxtapone los documentos. En lugar de verificar con exactitud las fechas, se preocupa poco de la cronología. Nunca describe los hechos con la complejidad que tuvieron, sino que los simplifica. Pocas veces da las cifras exactas; las ofrece aproximadas o las agranda desmesuradamente. A veces inventa los hechos y pone en boca de los personajes palabras que éstos no pronunciaron. Por último, mientras el historiador moderno contempla los hechos en su versión temporal pura, tal como éstos acaecieron desde la ladera de la libertad humana, el israelita lo mira todo desde la óptica religiosa, viendo en ello la acción de Dios. 

LAS NARRACIONES NOVELADAS 
Algunos libros del Antiguo Testamento, de lectura amena y entretenida, relatan hechos imaginarios, como si hubieran sucedido en la realidad. Es posible que en algunos casos encierre un núcleo histórico, que será muy difícil determinar; en otros, todo puede ser invención literaria. A través de los relatos, el autor pretende transmitir una enseñanza religiosa. Dios quiere decirnos algo. Ese mensaje es lo más importante; lo otro es la envoltura idiomática, el ropaje literario.
En esta categoría de historias edificantes podemos encuadrar los libros de Rut, Job, Jonás, Ester, Tobías y Judit.

LA POESÍA LÍRICA
El género lírico existe en todas las literaturas. Ante cualquier realidad, humana o divina, el hombre se siente invadido por múltiples sentimientos: admiración, gozo, tristeza, amor. El poeta expresa todo este mundo interior del espíritu de una forma bella.
La Biblia contiene muchos poemas. Algunos libros son pura poesía lírica. El Cantar de los Cantares ensalza la belleza del amor humano, símbolo de la alianza de Dios con su pueblo. Los Salmos, compuestos a lo largo de mil años, son las plegarias con que el pueblo oraba a Yavé. Las Lamentaciones son elegías estremecedoras: el poeta llora con el corazón desgarrado la horrible catástrofe de la destrucción de Jerusalén.

LA LITERATURA PROFÉTICA
El profeta no es el que adivina el futuro, sino el que habla en nombre de Dios. Es un enviado suyo, un mensajero de Yavé. No es propiamente un escritor; más bien un orador, que habla y actúa, que interpela al pueblo y reprende a los reyes. Las palabras del profeta son denuncia de los pecados y anuncio de la salvación; siempre llama a la conversión y exhorta a la esperanza.
En la historia de Israel, sobre todo, en el momento más decisivo, han estado siempre presentes los profetas. Son ellos los que más han luchado contra la idolatría, defendiendo la fe en el único Dios; ellos son los que han amparado a los débiles frente a los abusos de los poderosos.
En la Biblia, conservamos los escritos de muchos profetas; a veces los que coleccionaron sus oráculos fueron los discípulos.

LOS LIBROS SAPIENCIALES
Todos los pueblos han expresado, generalmente en frases cortas y rimadas, esa ciencia que no se aprende en los libros, sino que se extrae de la experiencia diaria. Son consejos que ayudan a vivir mejor. Es la palabra de la sensatez, de la prudencia. Y abarca todos los temas de la vida: la juventud y la vejez, el bien y el mal, el placer y el dolor, el callar y el hablar, la abundancia y la pobreza. Tenemos mil ejemplos en nuestra lengua: "quien mal anda, mal acaba", "a palabras necias, oídos sordos". Esta experiencia es fruto de muchas generaciones. Y van pasando de los padres a los hijos, de los ancianos a los jóvenes. Suele quedar plasmada en frases breves, fáciles de recordar: refranes, máximas, proverbios.
También en el pueblo hebreo floreció literariamente esta sabiduría de la vida práctica. Son los libros sapienciales: Proverbios, Eclesiastés, Eclesiástico y Sabiduría. No siempre fueron creaciones originales de Israel; como sucede ahora con los refranes, parte de aquellas máximas era patrimonio de los pueblos de Oriente.

EL GÉNERO APOCALÍPTICO
El término apocalipsis es de origen griego y significa revelación. Pero revelación ¿de qué? Lo que se revela es el futuro, lo que sucederá en los últimos tiempos, lo que será el final de la historia. Y este final es el triunfo de dios sobre las fuerzas del mal. La literatura apocalíptica es así consoladora; es un aliento confortativo en medio de las situaciones desesperantes que pueda atravesar el pueblo de Dios.
Por esta razón surge la literatura apocalíptica en tiempos de persecución, cuando en los creyentes hace mella la crisis del derrotismo y desaliento. Y emplean como medios literarios, símbolos, visiones y sueños.
El libro más representativo de este género, en el Antiguo Testamento, es el libro de Daniel; en el Nuevo tenemos el Apocalipsis de san Juan, escrito para alentar a los cristianos que estaban sufriendo la persecución del emperador Domiciano.

LAS CARTAS
Esta palabra designa la comunicación íntima y amistosa, muchas veces familiar, que se realiza por escrito entre dos o más personas. El mismo término se emplea, a veces con el nombre de "epístola", para indicar un género literario. En este caso la carta es un recurso para desarrollar un tema cualquiera.
Veintiuno de los escritos del Nuevo Testamento son cartas, dirigidas a individuos particulares o a comunidades cristianas. Las más conocidas, también las más amplias y densas, son las de San Pablo.



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